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La candidatura presidencial divide al PAN
Martín Morales
Artículo publicado originalmente en la revista Buzos
Los siete gobiernos estatales obtenidos por el Partido Acción Nacional (PAN) este año elevaron sustancialmente sus posibilidades de éxito en la contienda presidencial de 2018; al mismo tiempo, estas victorias desataron ambiciones de poder que han desencadenado una guerra interna que amenaza con dividirlo.
La doctora María Eugenia Valdés Vega, analista política y académica de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), en entrevista con Buzos, dijo: “El PAN llegará a 2018 con grandes posibilidades de competir por la Presidencia, aunque al mismo tiempo, con muy malos antecedentes.
Los 12 años que hubo presidentes panistas, Vicente Fox y Felipe Calderón lo hicieron muy mal, y el PAN perdió con Josefina Vázquez Mota en 2006 y tuvieron que devolverle la presidencia al PRI.
Pero ha sido tan malo el papel que ha hecho Enrique Peña Nieto, que la gente se olvidó de ese antecedente y vuelve a darle poder al PAN en las estatales, y quizá en el 2018. Aunque debemos tomar en cuenta que todavía falta mucho tiempo, son engañosas las encuestas que ponen a Margarita Zavala, esposa de Calderón, en los primeros lugares”.
El nuevo episodio de lucha interna en el PAN comenzó con el contundente triunfo de siete candidatos que lograron igual número de gubernaturas para este partido, de entre las 12 que estuvieron en juego el cinco de junio de 2016.
Solos por el PAN: Aguascalientes, Martín Orozco; Chihuahua, Javier Corral; y Tamaulipas, Francisco Cabeza de Vaca. En alianza PAN-PRD: Veracruz, Miguel Ángel Yunes; Quintana Roo, Carlos Manuel Joaquín González; y Durango, José Rosas Aispuro; en Puebla, en alianza PAN-PT-Nueva Alianza y los locales Compromiso por Puebla y Pacto Social: José Antonio Gali. En diciembre, el PAN gobernará 11 estados con aproximadamente 40 millones de mexicanos, un tercio de la población total.
Ricardo Anaya Cortés, dirigente nacional desde el 21 de agosto de 2015, obtuvo con estos triunfos una plataforma política idónea para sus aspiraciones presidenciales y en función de este objetivo ha tratado de mostrarse como el artífice principal de este inusitado avance.
Este hecho, sin embargo, ha sido interpretado por otros panistas como un abuso de poder y de confianza a fin de tomar ventaja en el proceso interno con miras a 2018.
En su engreimiento, Anaya Cortés incluso dio la espalda a su “padrino” político, el anterior dirigente panista Gustavo Madero, quien lo impulsó para llegar a la presidencia del PAN y hoy el chihuahuense es uno de sus principales adversarios.
UN PODER EMERGENTE
El poder ha mareado a Ricardo Anaya Cortés, que no ha logrado advertir lo que acontece a su alrededor. El 19 de octubre de 2016, el mandatario queretano Francisco Domínguez Servién le tiró un balde de agua fría en la cabeza –y de paso a Margarita Zavala, esposa del ex presidente Felipe Calderón y al gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, quienes también andan en precampaña presidencial para el 2018– cuando en el palacio legislativo de San Lázaro advirtió:
“Lo que no se han dado cuenta es que somos 11 gobernadores hoy; algunos todavía no toman protesta, pero en diciembre estaremos completos los 11 y vamos a dar el giro a quién será candidato o candidata.
El peso que tienen once gobernadores o nueve que nos podamos unir en torno a lo que Acción Nacional debería de mandar, créeme que se va a sentir, si no en diciembre, en enero o en adelante”.
En lo que pareció una lectura de cartilla política básica acordada por los mandatarios panistas, Domínguez dijo además que la nominación del próximo aspirante del PAN a la Presidencia de la República deberá hacerse después de las elecciones estatales de junio de 2017 y que antes de ese periodo no debe haber campañas futuristas porque los órganos internos del panismo no han acordado la forma como se definirá la candidatura presidencial de 2018.
El mandatario queretano concluyó su requerimiento a los futuristas con estas palabras: “Hago un llamado a Ricardo Anaya, Margarita Zavala y Rafael Moreno Valle, para que nos concentremos en el siguiente round, que son tres estados, y mientras no tengamos esas entidades con triunfo, no pensar en 2018. No saltarse un paso; ello para llegar firmes y concretarse para la elección presidencial”.
Para contextualizar lo dicho por Domínguez, hay que recordar que el cuatro de junio de 2017 habrá elecciones locales para elegir gobernadores en tres estados de la República, entre los que destaca el de México (Edomex), el más poblado del país (en 2010 tenía 15 millones 175 mil 862 habitantes) y el que cuenta con el padrón electoral más grande (11 millones 275 mil 883 ciudadanos), razón por la que los analistas lo consideran la “joya de la corona” del sistema político nacional.
Estado de México, en la misma ruta de 2018
Como ensayo de una alianza para los comicios presidenciales de 2018, el PAN y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) podrían ir nuevamente en alianza con una candidatura para gobernador en el Estado de México, respaldados por el éxito precedente que obtuvieron en las elecciones de Veracruz, Quintana Roo y Durango el cinco de junio pasado, estados que por primera ocasión tendrán gobernadores de oposición. Sobre esta posibilidad, el Consejo Estatal del PAN acordó por mayoría el pasado 23 de septiembre habilitar a la dirigencia regional para “explorar” una alianza con otros partidos para los comicios de 2017.
Sin embargo, en el Estado de México se avizora un escenario de pugna interna, porque el panismo mexiquense tiene sus propias cartas y el presidente nacional, Ricardo Anaya Cortés, la suya.
El tres de noviembre, el dirigente local panista Víctor Hugo Sondón presentó a dos aspirantes locales a la candidatura a gobernador: José Luis Durán Reveles, alcalde de Naucalpan de 1997 a 2000 y candidato a mandatario estatal en 1999; y Juan Carlos Núñez Armas quien, para mayores señas, fue el coordinador de campaña de Durán Reveles en 1999.
Por su parte, Anaya Cortés, quien tiene facultades estatutarias para nombrar directamente a un candidato a gobernador, parece tener ya un plan definido para el Estado de México en la figura de la ex candidata presidencial, Josefina Vázquez Mota quien, al igual que Anaya, está enfrentada al ex presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, quien respalda las aspiraciones presidenciales de Margarita Zavala en 2018. Vázquez Mota ha sido reiteradamente señalada en algunos medios de comunicación como la posible candidata del PAN en el Estado de México en 2017.
Sin confirmar oficialmente nada, y con el mismo estilo indirecto que se atribuye a la directiva nacional anayista, el Comité Ejecutivo Nacional del PAN emitió el cuatro de octubre un comunicado en el que defendió a Vázquez Mota de las críticas publicadas en días anteriores en torno a sus actividades en el sector público cuando fue funcionaria. “El Comité Ejecutivo Nacional del PAN, presidido por Ricardo Anaya Cortés, manifiesta su respaldo absoluto a Josefina Vázquez Mota, cuya verticalidad ha quedado ampliamente reconocida tras el manejo de dos de los mayores presupuestos federales, como lo son los de la Secretaría de Educación Pública y de la Secretaría de Desarrollo Social”.
CARTAS A RICARDO
Tras el éxito de los comicios del cinco de junio de este año, Anaya Cortés asumió una actitud triunfalista con respecto a la candidatura presdencial, pero perdió de vista que las ambiciones de poder que lo afectaban a él podían mover a otros destacados cuadros políticos del PAN hacia el mismo objetivo; máxime que desde que llegó a la presidencia del PAN, muchos de sus colegas advirtieron su fijación por la Presidencia de la República, pues desde el inicio de este año, Anaya comenzó a recibir una andanada de presiones.
El 18 de febrero de 2016, por ejemplo, se divulgó una carta enviada al dirigente nacional, firmada por panistas de alto nivel, en la que le criticaban la auto-promoción de su imagen personal a costa de los recursos públicos del partido.
Esta misiva fue firmada, entre otros, por Manuel Gómez Morín Martínez del Río, nada menos que el nieto del fundador del PAN; Gustavo Vicencio Acevedo, miembro de la familia Vicencio, de largo abolengo blanquiazul, y otros como Miguel Ángel Toscano y Juan Miguel Alcántara Soria.
Los firmantes de la carta resaltaron que las acciones del dirigente nacional podrían crear confusión y suponerse que los cientos de spots del PAN en los que aparecía estarían siendo utilizados por él para posicionarse como aspirante a la candidatura presidencial.
Acto seguido le pidieron aclarar abiertamente si se mantendría como presidente del PAN durante los tres años (2015-2018) para los que fue electo o si dejaría esta posición para buscar la candidatura presidencial.
Otros panistas de alto rango hicieron públicos dos documentos en octubre pasado. El día 23 se conoció una carta firmada por 18 panistas de alto nivel, entre ellos, el mismo Manuel Gómez Morín y el ex dirigente nacional del PAN Gustavo Madero, en la que le exigieron de manera directa que definiera claramente si aspiraba a la candidatura presidencial del PAN, porque de ser así, entonces debía renunciar a la titularidad del partido y permitir la elección de un sucesor que pudiera desenvolverse con imparcialidad en la conducción del proceso interno para elegir a quien representará al PAN en la presidencial de 2018.
En otra carta difundida días después, estos mismos actores solicitaron participar en la reunión de la Comisión Permanente que sesionaría el 26 de octubre, durante la que se analizaría precisamente este tema.
El dirigente se limitó a ofrecer un encuentro privado con una comisión, rechazando discutir la inconformidad en la Comisión Permanente.
VIEJAS RENCILLAS
La falta de apoyo del ex dirigente Gustavo Madero en contra de Anaya tiene su origen en viejas rencillas. El queretano Ricardo Anaya, secretario general del partido con Madero, llegó a la dirigencia nacional del PAN apoyado por el chihuahuense, quien se desempeñó en el cargo de 2010 a 2015.
Cuando el ahora diputado federal le pidió cumplir su acuerdo de apoyarlo para ser el presidente de la mesa directiva en San Lázaro, Anaya le dio la espalda. Mareado por el triunfo electoral, Anaya cambió de opinión y decidió sacudirse a Madero. Por ello ahora el chihuahuense es uno de sus principales adversarios internos.
Gustavo Madero dio cuenta pública de cómo su joven ex discípulo le había bloqueado el camino para evitar que asumiera el cargo como presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados.
En lugar de apoyar a Madero, Anaya Cortés designó a sus cercanos Javier Bolaños y Guadalupe Murguía y respondió a Madero con un comunicado del Comité Ejecutivo Nacional: “Sí dejamos en claro que en ningún momento ha habido falta de cumplimiento a compromiso alguno”.
El pasado 26 de agosto, Madero se lanzó de frente y criticó que Anaya Cortés usara los spots institucionales del partido para promover su imagen, pues estaba secuestrando las decisiones internas del partido, dijo. Además, expresó que Anaya se había colocado en una situación de conflicto de interés y no debía permanecer como dirigente nacional del partido si al mismo tiempo estaba haciendo labor para ser candidato presidencial.
La ventaja de Anaya Cortés reside en que ostenta el cargo de dirigente nacional del PAN y tiene un control efectivo sobre la estructura partidista. La doctora Valdés Vega estimó muy difícil que sus oponentes puedan obligarlo a renunciar a la dirigencia nacional.
“A pesar de su propaganda personal descarada, lo ha hecho con base en los instrumentos legales que tiene. El hecho de que promueva a su partido con su propia imagen no es ilegal; esto no lo penaliza la ley electoral, la cual se refiere a los funcionarios públicos que en el ejercicio de sus funciones no deben promocionar su imagen, lo cual se señala en el artículo 134 constitucional; pero Anaya no es funcionario público, sino presidente de un partido político, entonces no estaría violando ninguna ley por aparecer en spots del PAN”.
De hecho, Anaya no quiere moverse de la dirigencia del partido, para usar la dirigencia como trampolín y finalmente imponerse como candidato.
MÁS TRINCHERAS
El choque interno del PAN está en pleno desarrollo y se abren paulatinamente trincheras. Por lo pronto, Anaya es uno de los aspirantes, pero no el único, los otros son Rafael Moreno Valle y Margarita Zavala.
Rafael Moreno Valle, gobernador poblano, mantiene desde 2015 una abierta campaña nacional para posicionarse y pelear la candidatura presidencial del PAN. Esta precampaña fue discutida por segunda ocasión el 31 de octubre por el pleno del Instituto Nacional Electoral (INE), cuyos consejeros electorales dieron el visto bueno al dictamen de la Comisión de Quejas y Denuncias y ordenaron cancelar de inmediato la campaña que Moreno Valle realizaba a través de la revista impresa y digital Líderes Mexicanos, que usaba la frase “El nuevo presidenciable”, apoyada por una millonaria estrategia propagandística que incluye la colocación de espectaculares, anuncios en el transporte público y spots en medios de comunicación electrónica.
Ésta no es la primera ocasión que el pleno del INE se ocupa de él; el miércoles 27 de enero de 2016, el INE le fijó un plazo de 25 horas para suspender la propaganda lanzada por medio de otra revista. Sin embargo, el mandatario poblano repitió la dosis durante este mismo año, con otras publicaciones y la misma estrategia de posicionamiento.
Pero no sólo a Anaya y a Moreno Valle se les hace tarde para ganar adeptos dentro del panismo. En una entrevista radiofónica realizada el 29 de septiembre, Margarita Zavala consideró que la carrera hacia 2018 ya había comenzado, por lo que urgió al PAN a acelerar el paso, aduciendo que sus rivales internos ya estaban haciéndose propaganda.
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