José Romero
En dos de los tres principales partidos en Querétaro –Acción Nacional y Revolucionario Institucional- candidaturas van y vienen.
La incertidumbre campea entre la militancia.
Las intentonas de esas dirigencias por imponer candidaturas, mantienen en la zozobra a quienes durante años han desarrollado trabajo partidista, y con desilusión y desagrado, ven cómo las cúpulas a costa de arriesgar el triunfo electoral, placean y hacen intentos desesperados por inventar méritos y cualidades a sus incondicionales.
La dirigencia azul, ha olvidado cómo fue electa. Gustavo Madero y Ricardo Anaya, dejaron de lado su compromiso –si así se le puede llamar- de empoderar a la militancia.
Ahora, la divisa que luce José Báez en la entidad, dicen los panistas, es “las cuotas para los cuates”, causando gran inquietud e inconformidad entre quienes aspiran a una candidatura.
Al prevalecer los titubeos para definir métodos de selección de candidatos, se provoca un desgaste que habrá de pagarse en unas semanas más, cuando llegue la hora de nombrar abanderados.
Hay municipios con focos rojos encendidos. Uno de ellos Corregidora, donde el encono entre quienes pretenden que el empresario Mauricio Kuri abandere al panismo en su intento por mantener la alcaldía, hoy en manos de Antonio Zapata, y el panismo tradicional, donde figuran personajes con larga trayectoria –Kuri no milita en AN- como Raquel Jiménez y Jorge Patrón, entre otros, podría allanar el camino al verde Ricardo Astudillo.
Otro factor que incide en el reparto de posiciones, es la guerra sucia.
Tal es el caso de Querétaro capital, donde los ataques hacia quien hasta hace unas semanas figuraba como el amarrado al Centro Cívico, Marcos Aguilar Vega, han abierto la puerta a una opción con posibilidades, -no a Alejandro Delgado, presunto aliado tricolor, ni a la charada de Agustín Hernández- sino a Arturo Maximiliano García Pérez.
Con larga trayectoria en las filas azules y administrativa, muchos han volteado los ojos a este joven, como alternativa ante el desgaste sufrido por Aguilar Vega.
El Marqués, es otro municipio gobernado por AN donde la farsa, personificada por Jorge Arturo Lomelí Noriega –pastor evangelista- es alentada por unos cuántos incautos para desvariar con quitarle a Guadalupe García, y sobretodo a la militancia de ese partido, la candidatura a la alcaldía.
El diputado local patalea en su trastorno por ser dedeado.
Amenaza, fiel a su costumbre, con emigrar a otro partido.
Al parecer la camarilla de Anaya –Pepe Báez y Toño Rangel- han caído en el garlito y titubean a costa de arriesgar el triunfo electoral.
En la siguiente entrega, veremos el caso tricolor.