El PRI… lo que sigue

Vicente Pérez

Después de la estrepitosa derrota, donde se conjugaron un sinfin de factores, pero todos emanados de la soberbia de los liderazgos y malos resultados de la gestión José Calzada y Roberto Loyola, ahora tendrá el Partido Revolucionario Institucional (PRI), como mínimo, tres años para reestructurarse y, a ver si ahora si, aprender de sus errores.

Pensando que el panismo ganó casi todo en este proceso electoral, los espacios dentro de la administración pública serán pocos. A pesar que el triunfo de Mario Calzada en el municipio de El Marqués da un refresco a la debacle tricolor, no habrá margen de maniobra para cobijar a tanto militante que pasarán al desempleo a partir del primero de octubre.

Hay voces que exigen renovación de la dirigencia estatal y de los comités municipales tricolores. Sin embargo, las voces carecen de liderazgos, que se hicieron a un lado de participar con su partido durante el proceso electora, que maniobraron desde las sombras en contra de sus colores o, como Josefina Meza, pide espacios cuando no cuenta con ninguna militancia que la avale dentro del PRI, más cuando en el 2012 participó activamente, pero en contra del instituto político que hoy reclama espacios.

Ellos están en su derecho de expresar su sentir, pero todos aquellos que piden espacios, se han cerrado a ruedas de prensa, a lo mediático, sin hacer trabajo de tierra y contacto con el ciudadano.

En los últimos días, las señales indican que hay un espaldarazo desde el Distrito Federal para Juan José Ruiz Rodríguez, dirigente estatal de la CNOP, cercano al ex gobernador y hoy secretario de SAGARPA, José Calzada Rovirosa.

Mauricio Ortíz Proal en los próximos días será diputado local y líder de la fracción tricolor, pretexto perfecto para buscar el relevo que busque reconstruir. El reto es grande.

La reunión de Juan José Ruiz y Braulio Guerra es el primer paso para la unidad dentro del priismo.

Discretamente se comienza a construir con todos los actores que quieran participar para el 2018, que no solamente se juegan presidencias municipales y diputados locales, sino la Presidencia de la República y el senado, que puede ser la escala, como ha sucedido, para Casa de la Corregidora.

Esto es el principio para el PRI. Sólo de ellos depende remontar la empinada cuesta que subirán a partir del primero de octubre del 2015,

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