José Luis Camargo R.
La guerra sucia en contra del gobernador Pancho Domínguez y los alcaldes de la capital y de San Juan del Río, Marcos Aguilar Vega y Guillermo Vega Guerrero respectivamente, se recrudece.
Parece ser la estrategia de un sector del priismo.
Problemas que durante la pasada administración eran ignoradas por medios informativos, hoy son noticia principal.
Hechos que para muchos comunicadores fueron intrancedentes, hoy son maginificados.
No solo en medios impresos, el más visible es Plaza de Armas, sino también en Televisión Azteca y no se diga en redes sociales.
Al igual, hay grupos de periodistas, unos verdaderos, otros impostores del oficio, que se han victimizado, luego de que apostaron todo su capital al candidato perdedor del priismo, Roberto Loyola Vera.
Unos por encargo, otros por quedar bien, pero fueron partícipes de la guerra sucia durante la pasada campaña electoral.
Al morder el polvo de la derrota, se esfumaron también las prebendas que les daba el comunicador calzadista, Abel Magaña Alvarez.
Es por eso que hoy se mantienen al acecho.
Explotan cualquier error de los gobernantes emanados de Acción Nacional.
Es el caso del municipio capitalino, donde se mantienen en nómina numerosos priistas.
Además de dirigentes de organizaciónes afines al Revolucionario Institucional, que se dicen perseguidos por la administración azul.
El caso más reciente, es el de Rocío Alvarado, lideresa que pone su organización (Fecopse) al servicio del mejor póstor.
Pero ahí está el video del municipio, donde se ve claramente su actitud provocadora.
Pancho, Marcos y Memo, deben actuar con tacto político, para desactivar la campaña sucia en su contra, sin caer en provocaciones.
La ciudadanía así lo demanda.