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La clase trabajadora y el Papa

By en febrero 15, 2016

La Tabula Rasa

Ulises Gómez de la Rosa

Militante de izquierda

Sin duda el tema de la semana, del mes y del año, será la visita del Papa Francisco a México. Su presencia renueva votos, fe y esperanza para millones de compatriotas. La visita a sido seguida con mucho detenimiento por especialistas, gobierno, grupos sociales, la prensa con una cobertura muy amplia y por supuesto por la sociedad en general, que mediante las televisoras, redes sociales y radio, dan puntual supervisión a reuniones, misas y mensajes del Santo Padre. No es para menos, nos hemos encontrado con un Papa muy claridoso, rompe protocolos, es puntual en sus conceptos, abierto, con ideas novedosas, regaños exactos, concepciones filosóficas de avanzada y críticas a los gobiernos por su hacer, no hacer o dejar de hacer; en suma un líder de la Iglesia Católica que vale la pena escuchar, seguir y estudiar. Su concepción social es moderna y muy comprensible hacia las clases sociales más desprotegidas, entiende y comprende que los gobiernos no pueden seguir con políticas devastadoras y que sus Obispos y Sacerdotes no pueden ser omisos y apáticos a las grandes crisis de gobernabilidad, corrupción, genocidios y discriminaciones con las sociedades que necesitan urgentemente justicia social.

Para nadie es desconocido la dramática situación que vive México en medio de la violencia, inseguridad, desempleo y empobrecimiento crecientes, todo esto hace que los diversos sectores y actores con diferentes responsabilidades en el mundo laboral encuentren difícil y complejo definir y concretar sus respuestas y programas de acción. Por ello el Papa Francisco ha entendido muy bien la misión de la nueva Iglesia y en aras de aportar su granito de arena para nuestro México, dejo muy en claro la nueva tarea de Obispos, Sacerdotes, religiosos y religiosas cuando dice “Les ruego no caer en la paralización de dar viejas respuestas a las nuevas demandas….¡Ay de ustedes si se duermen en sus laureles!….Desde lo alto de su podio están llamados a lanzar una mirada amplia…..Es necesario para nosotros, pastores, superar la tentación de la distancia y el clericalismo de la frialdad y de la indiferencia, del comportamiento triunfal y de la autoreferencialidad. Guadalupe nos enseña que Dios es familiar en su rostro, que la proximidad y la condescendencia pueden mas que la fuerza”

La nueva relación de la Iglesia con una de las clases más golpeadas que son los trabajadores data del Rerum novarum («De las cosas nuevas» o «De los cambios políticos») es la primera encíclica social de la Iglesia católica. Fue promulgada por el papa Leon XIII el viernes 15 de mayo de 1891. Fue una carta abierta dirigida a todos los obispos y catedráticos, que versaba sobre las condiciones de las clases trabajadoras. En ella, el papa dejaba patente su apoyo al derecho laboral de «formar uniones o sindicatos», pero también se reafirmaba en su apoyo al derecho de la propiedad privada. Además discutía sobre las relaciones entre el gobierno, las empresas, los trabajadores y la Iglesia, proponiendo una organización socioeconómica que más tarde se llamaría corporativismo.

Hoy en día Francisco, con su mensaje, renueva esa encíclica y sabe muy bien lo que ha pasado en México; el llamado que hace, entre otros muchos temas sin duda muy relevantes como violencia y corrupción, bien pudiera ir en el camino de la Reforma Laboral, que supone nuevas limitaciones o cancelaciones a las históricas conquistas laborales en materia de contratos colectivos de trabajo, bonificación laboral y derecho de huelga, todo esto en nombre de la necesaria flexibilización de las condiciones laborales, pretendiendo así ser más competitiva en la economía global pero devastadora a la economía individual de cada trabajador, contando además en forma negativa con reformas a la leyes de pensiones y otras mas que han lacerado a la clase trabajadora, mismas que también han contado con el silencio cómplice de quienes tendrían la obligación moral de fijar posición como lo son los ministros religiosos. Nadie desde los púlpitos se ha solidarizado con los trabajadores y mucho menos han hecho una critica referencial, dura y contundente contra el gobierno de Peña Nieto.

La distancia hoy en día para la Iglesia no es opción, es necesario empatar la visión del Papa hacia los más desprotegidos y señalar con toda puntualidad lo que esta mal y tratar de incidir para dar marcha a tras a todo aquello que hace que los pobres sean más pobres. Es menester de los clérigos que los olvidados aparezcan en las prioridades de sus oraciones y pedir que los que gobiernan y los empresarios lo hagan en un equilibrio entre ganancia, productividad y mejores condiciones de vida. El mensaje pastoral va en ese sentido y llama a actuar con responsabilidad, cercanía y acortando distancias entre ricos y pobres, que la brecha no se ensanche más y para ello hace falta voltear a ver a quienes mantienen este país en movimiento, la clase trabajadora.

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