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Más campañas, más promesas
Jerónimo Gurrola Grave
@jggrave
Definidos están ya los candidatos a gobernadores, alcaldes y diputados federales y locales de todos los partidos políticos de las 17 entidades de la república en que habrá elecciones el próximo 6 de junio, destacando en esta ocasión la participación de artistas, deportistas, payasos, empresarios, indígenas, ex autodefensas —que negociadamente saltaron de la cárcel por la comisión de delitos graves como asesinato, a las campañas electorales—, políticos demagogos, “broncudos”, especialistas en moches, en tranzas de todo tipo, etcétera.
Estamos pues, a escasos cinco días del inicio legal de las campañas de los aspirantes a ocupar estos puestos de elección popular. Pero, ¿de verdad los candidatos propuestos son elegidos por el pueblo? ¿Votar, mejora en algo la condición de pobreza el pueblo trabajador? ¿Tiene sentido acudir a las urnas a emitir nuestro voto?, son algunas de las preguntas más recurrentes que se hace el electorado, después de observar que a lo largo de la historia —a pesar de votar cada tres o seis años— la pobreza y la miseria se incrementan a pasos agigantados en lugar de reducirse.
Y con justa razón, pues todos sabemos que los candidatos no son electos por la base de los partidos, sino por el club de amigos que componen la cúpula e irán, como todos y como siempre, a prometer lo de siempre: mejores oportunidades y facilidades de inversión para los grandes, medianos y pequeños empresarios, oportunidad de empleo para los jóvenes, más y mejor seguridad para la ciudadanía para evitar robos y secuestros, solución a las grandes carencias de servicios públicos elementales (como agua, luz, drenaje, pavimento, clínicas, escuelas) y cínicamente, alto a la corrupción imperante entre los mandos policiacos y funcionarios públicos, a cambio del voto.
Pero es también evidente que muchos de estos candidatos, ni saben, ni entienden, ni se preocupan por entender la gran responsabilidad que implica ocupar esos puestos públicos, creados, cuando menos teóricamente, para atender y resolver las necesidades y las grandes carencias de los mexicanos —y en nuestro caso, de los queretanos—, y no para su enriquecimiento personal como ocurre en la realidad, pues con sus muy raras excepciones, y con algunas pequeñas diferencias en la forma, en esencia, todos los partidos y los políticos son exactamente lo mismo y buscan lo mismo; su bienestar y el de sus socios, dejando en el papel y en el discurso los derechos de los mexicanos de tener una vida digna.
Los peores enemigos de los mexicanos son sin duda, la pobreza y la marginación y está demostrado que, cuando menos por ahora, la única manera eficaz de lograrlo es con la razón, con la fuerza consciente y combativa de todos los mexicanos dentro del marco jurídico de nuestro país, a través del voto razonado, eligiendo a las mejores mujeres y los mejores hombres, combativos y dispuestos a trabajar por la generación de empleos bien pagados, de aplicar políticas impositivas justas, donde aporte más el que reciba más y se utilicen los recursos del pueblo a favor del mismo pueblo.
Mientras esto no suceda, mientras el pueblo no esté educado, politizado y no tenga el poder en sus manos, jamás verá mejorar su suerte, trabajando por una patria más justa, más libre, más democrática y más soberana y seguirá, como hasta ahora, siendo víctima de los políticos charlatanes y demagogos de siempre.
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