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Nuño (SEP) se deshizo de Brozo
Guillermo Cantón Zetina
La ambición presidencial de Aurelio Nuño, secretario de Educación, va muy en serio: todo indica que pudo echar de Televisa al payaso tenebroso porque le agriaba la vida y sus planes políticos. Pobre payaso: Televisa lo agarró de kamikaze contra el gobierno y luego le dio una reverenda patada en la parte baja de la espalda. Ooooorale!…..
Esta es ooootra historia más de la trivialidad, frivolidad y chabacanería en el Canal de las Estrellas. La reforma de telecomunicaciones sólo ha traído pérdidas multimillonarias para Azcárraga, sin contar que la audiencia ha bajado estrepitosamente en los dos recientes años, porque los televidentes están abriendo los ojos y ya no ven Televisa porque los manipula, ofende y traiciona. Es decir: Brozo fue la pieza de cambio de Televisa para quedar bien con Nuño, a quien considera sucesor de Peña. E hizo saltar su cabeza para que el funcionario siga adelante sin problemas.
Brozo engañó bien a su gran audiencia: daba la impresión de ser implacable crítico de Peña Nieto y sus barbaridades; le decía cosas que atronaban el espacio hertziano. Muchos nos preguntábamos cómo podía censurar abiertamente el régimen sin perder la chamba. Y ya se supo: Irritado por la pérdida de millones y de clientes, el consorcio pensó que la crítica del payaso era suficiente para que Peña volviera a abrir la cartera como antes: sin ninguna limitación.
Pasó el tiempo y Televisa no vio claro con Peña. Cambió planes: mejor sacrificar al gesticulador y apuntarse con un prospecto a la Presidencia en 2018. Y adiós, chamacos!…
Brozo (Víctor Alberto Trujillo Matamoros) paga así su defección de Imevisión, hoy TV Azteca, a la que dio la espalda en 2002 atraído por el oro de Televisa. Fue en Imevisión donde nació Brozo como tal. Y su “agradecimiento” fue irse a la competencia porque le pagaba más. El ex mesero, albañil y cargador fue “compensado” con Azcárraga con un programita semanal que ni fu ni fa. Sobras, pues…
Brozo logró uno de los mayores ratings de Televisa. Ni con eso pudo contener los aires de venganza de Nuño, el operador del Frankestein llamado reforma educativa, que tiene al país en el incendio y el caos. Es el precio que tuvo que pagar Trujillo por haber pedido al aire la renuncia del presidente y del secretario de Gobernación, Chong. De alguna manera, se suma a la lista de comunicadores silenciados por el poder. Como, por ejemplo, Carmen Aristegui.
Ambos cometieron el pecado de ventilar al público el cochupo presidencial en la “compra” de la millonaria Casa Blanca de Las Lomas…
Desde el pasado 24 de junio, el payaso dejó de sonreir y calló. En su lugar, Televisa puso un invento raro: un programín encabezado por Guillermo Ochoa Jr. Nada qué ver…
Así las cosas, Aurelio Nuño apila un cadáver más a su cosecha y sigue imparable hacia la Presidencia. Se está llevando entre las patas lo que encuentra: maestros, comunicadores, adversarios políticos como Chong, Videgaray, Meade. Aunque tenga incendiado al país por su bien ganada fama de represor. La sangre magisterial no quiere decir nada para Peña Nieto. Lo que vale es que el delfín llegue y le cuide las espaldas. Oraleeeeeeee!!!.
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