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Transformando a Mexico desde la izquierda
Carlos Lázaro Sánchez Tapia
Presidente del Consejo Estatal del PRD y diputado de la LVIII Legislatura de Querétaro
Las desigualdades económicas han sido el factor que han llevado a agudizar la lucha entre las clases sociales entre la clase dominante y la clase subalterna (campesinado pobre, obreros.) en su lucha por sus reivindicaciones de tipo económico que tienden a mejorar sus condiciones de vida ha llevado a la intervención de grupos llamados de izquierda a dirigir éstas luchas para llevar a cabo cambios revolucionarios a lo largo de los procesos históricos, por ésta razón es importante iniciar con la definición del concepto de izquierda como se sabe tiene su origen en la revolución francesa de 1789; fue conocido el grupo de diputados que promovieron el cambio revolucionario en aquella época, del estado absolutista feudal al estado liberal. El grupo de izquierda fueron los que levantaron la bandera de la lucha por las libertades fundamentales de los seres humanos.
En México como en Europa el concepto izquierda llegó a ser a partir de un ideario político nuevo sinónimo del concepto socialismo, en la historia política de México sólo la izquierda tuvo objetivos socialistas. Izquierda y socialismo fueron conceptos para indicar que el objetivo era el cambio en México colocando los ideales de los trabajadores y de los campesinos pobres por encima de los intereses políticos y económicos de la clase empresarial, al respecto no hubo equivocación alguna entre las organizaciones sociales y políticas, cuyos dirigentes sus agremiados se sumaron a la lucha por el socialismo como objetivo de su acción política. *a) “El error fundamental que tuvieron los socialistas mexicanos, que desembocó en una conducta política que los llevó al fracaso político como opción y su transformación en el cardenismo, Fue la caracterización que hicieron del estado de la Revolución Mexicana”.
*a) Gerónimo Hernández y Mauricio Laguna Berber. La izquierda en México, Mitos y Realidades.
Después de la alianza entre el cardenismo de 1934-1940 y la permanente división de los socialistas mexicanos, se abrió una coyuntura para la participación de los grupos de izquierda en el movimiento ferrocarrilero, electricistas por mejorar sus condiciones de trabajo y de vida para llevar a los cambios necesarios en nuestro país. Así mismo el movimiento estudiantil popular abrió espacios políticos que permitieron el surgimiento de una segunda oleada que desde 1968 en México inició un proceso de reflexión que la llevó a impulsar decididamente la transición democrática esto se ejerció a través de la democracia directa que se practicaba en las asambleas de las escuelas y facultades que conformaron el Consejo Nacional de Huelga, así mismo como la democracia participativa a través de los representantes que se elegían en dichas asambleas.
Esto se dice fácilmente ahora pero en realidad el proceso fue difícil ya que la persecución y encarcelamiento de los líderes de ese gran movimiento fue operado desde el estado mexicano, además había dos formidables obstáculos el dogmatismo y el nacionalismo revolucionario. *b) “La izquierda dogmática creía que la democracia formal no era más que validar el interés de la clase dominante de aquéllos años. “La verdadera democracia debía tener una expresión socialista por lo tanto ser una forma de la dictadura del proletariado”.
*b). Roger Bartra. Izquierda y Democracia en México.
Por su parte la línea populista expresada por Lázaro Cárdenas estaba convencida de que la democracia era propia de países industriales desarrollados y que las condiciones de atraso del país eran necesarias formas peculiares de representación popular acordes con las nacionales. El Marxismo dogmático y el populismo nacionalista constituyeron gran obstáculo para entender la enorme importancia de impulsar una transición política a la democracia.
El gran impulso para romper los viejos esquemas provino inusitadamente del lugar menos pensado. En la historia de la izquierda mexicana hay un personaje olvidado por muchos y que sin embargo constituye una pieza clave para entender la transición a la democracia. Me refiero a un dirigente comunista que, en agudo contraste con la tradición estalinista, renunció a ser objeto de cualquier clase de culto a la personalidad y se escondió detrás de la máscara gris y opaca de su posición como secretario general del partido. A caso por su carácter, y porque muchos quieren olvidar que la democracia en la izquierda creció en el contexto inhóspito del dogmatismo leninista. Este político ha sido injustamente borrado de la memoria colectiva, me refiero a Arnoldo Martínez Verdugo que escapó de las viejas cavernas dogmáticas para convertirse en el candidato a la presidencia que en 1982 logró convocar a cientos de miles de personas en un gran mitin en el zócalo.
Es conveniente señalar que en 1982 se fundó el partido socialista unificado de México (PSUM) que a su vez fue la conjunción de varias agrupaciones de izquierda e incluida la más importante que era el partido comunista mexicano por lo cual marca la continuidad en la lucha de la izquierda por alcanzar la democracia en México. Es justamente en la década de los ochenta y en particular en el sexenio de Miguel de la Madrid 1982-1988, que se gesta y se desarrolla una crisis económica que va a ser una catástrofe estructural para la economía mexicana, la devaluación del peso, el proceso inflacionario galopante, el incremento en el desempleo y caída del poder adquisitivo del salario, y el endeudamiento extremo del gobierno federal, es lo que conlleva a iniciar los pactos económicos entre los sectores empresariales, gubernamentales y las cúpulas del movimiento obrero para imponer arbitrariamente los topes salariales argumentando que era muy importante a través de esa vía para contener la inflación; es importante también señalar el cambio que se impulsa desde el estado en el modelo económico hacia una nueva fase del capitalismo neoliberal.
Estos aspectos que caracterizan dicha crisis económica estructural generaron un gran descontento popular y un tremendo desprestigio del estado y del partido en el poder (PRI), mismo que generó a su vez contradicciones entre los grupos y dirigentes del PRI que defendían al interior una corriente democrática, que sentaba sus bases en el populismo nacionalista, y que desde luego encabezaba el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Porfirio Muñoz Ledo, Andrés Manuel López Obrador y otros destacados priistas.
El rompimiento de esa corriente democrática llevó junto con otras agrupaciones de izquierda como el Partido Mexicano Socialista a conformar el Frente Democrático Nacional, para impulsar la candidatura del Ing. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano en 1988.
Este cambio democrático de la izquierda comenzó en el espacio de su fuerza política más importante, el Partido Comunista. Y éste cambio que acabó extendiéndose a casi toda la izquierda fue auspiciado por Arnoldo Martínez Verdugo quien impulsó cambios que provocaron que el Partido Comunista Mexicano se encaminara decididamente a su disolución en lo que hoy es el PRD, sin embargo poca gente en el PRD reconoce hoy la gran trascendencia de éste proceso y la importancia de quien lo encabezó.
La desconfianza en la democracia representativa fue y sigue siendo muy grande los dirigentes más conocidos de las corrientes no comunistas se resistieron mucho aceptar las nuevas perspectivas líderes como Heberto Castillo, Rosario Ibarra, Demetrio Vallejo y Rafael Galván. Por diferentes motivos fueron aceptando con reticencias y paulatinamente el papel clave que debía representar la democracia en la caída del antiguo régimen. Resistencias similares fueron manifestadas por varios dirigentes del Partido Comunista Mexicano como Valentín Campa, Ramón Danzós Palomino y Othón Salazar pero al final el Partido Comunista cambió sustancialmente. Desechó las tesis marxistas-leninistas, eliminó la dictadura del proletariado de su programa y colocó a la democracia en el centro de su lucha.
Visto en perspectiva podemos apreciar la excepcionalidad del proceso que provocó en la izquierda mexicana un cambio de ésta magnitud la clave de ésta transformación se encuentra en Arnoldo Martínez Verdugo, líder político que desde la estructura burocrática del PCM, logró provocar un giro radical en la tendencia de la izquierda.
Debido a ello cuando el PRI se fracturó la corriente encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas encontró en la izquierda independiente buenas condiciones para desarrollarse.
Todavía no ha aparecido el historiador o politólogo que emprenda un estudio biográfico de Arnoldo Martínez Verdugo cuyo papel democratizador está en la línea de Enrico Berlinguer del Partido Comunista Italiano y de Santiago Carrillo. Quien haga su biografía encontrará que dentro de su carácter sobrio esconde claves fundamentales para entender la evolución de la cultura política mexicana.
PRD: Algo de Historia
La historia política del México contemporáneo no puede entenderse sin el PRD. Para ello es necesario reconocer las circunstancias y los diversos procesos que lo han conformado. Sus antecedentes, herencias y orígenes, los cuales sirven de soporte a las formas y maneras de expresión. Para comprenderlo en su dimensión histórica, requiere ser visto el contexto nacional e internacional que se fraguó en la década de los ochenta y los escenarios que el nuevo liberalismo implementó globalmente desde entonces. Estos factores hacen que el PRD sea observado desde una dinámica socio-política y cultural global y no sólo como una reacción a las políticas nacionales.
El Partido de la Revolución Democrática se fundó el 5 de mayo de 1989, con una ideología política de izquierda. Esto es la búsqueda de la igualdad o equidad en todos los ámbitos de la vida social humana. Ya sea en las oportunidades económicas, sociales, políticas, educativas y étnicas de las personas y los grupos humanos. Pero también en la libertad de decidir sobre cualquier forma de pensamiento. Sobre todo en el tener la sensibilidad de entender y luchar por los grupos sociales que menos recursos tienen para desarrollarse y vivir en libertad. “Es decir que su ideología se centra en la defensa de los derechos de las personas y el de la soberanía de la nación.”
Desde su fundación y gracias a los resultados electorales obtenidos el PRD es considerado una de las tres fuerzas políticas más importantes de México. Su línea programática se ubica en la transformación pacífica, por la vía electoral, del sistema capitalista y en la búsqueda de un modelo propio de desarrollo y progreso para el conjunto de la sociedad. Como integrante de la Internacional Socialista, el PRD representa las aspiraciones de las sociedades en desarrollo que buscan alcanzar un sentido más humano en las relaciones sociales de producción. Asimismo, en la construcción de un desarrollo sustentable respecto al medio ambiente.
Como expresión de la voluntad de una parte de la sociedad, el PRD se estructura para impulsar un proyecto alternativo de nación al autoritarismo del PRI. Surgido de una coyuntura trascendental donde se implementó un gran fraude electoral que profundizó la crisis política del sistema que había surgido en 1968 y que lentamente creció a través de los años. Con el surgimiento del PRD se vislumbra la democracia como el régimen que permitirá alcanzar una sociedad más justa e igualitaria. De esta forma se inicia una larga y pacifica ruta para la sociedad y el Estado mexicano.
Para constituirse como PRD, se conjunta el Partido Mexicano Socialista (PMS), el cual había integrado varias fuerzas políticas de Izquierda a nivel Nacional: El Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT), dirigido por Heberto Castillo Martínez y José Álvarez Icaza; el Partido Socialista Unificado de México (PSUM), dirigido por Arnoldo Martínez Verdugo y Gilberto Rincón Gallardo; el Partido Patriótico Revolucionario (PPR), dirigido por Camilo Valenzuela y Jesús Zambrano; el Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP), dirigido por Carmelo Enrique; la Unión de la Izquierda Comunista (UIC), la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR), dirigida por Mario Saucedo, entre otros. Más adelante se unen a la fusión una parte de la militancia del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) con miembros como Carlos Navarrete Ruiz, Jesús Ortega Martínez, Graco Ramírez Garrido- Abreu, Rafael Aguilar Talamantes, Miguel Alonso Raya, entre otros. El PRD se fundó en la Ciudad de México, bajo el lema “Democracia ya, patria para todos”, con el símbolo del sol azteca, con los colores nacionales, que por restricciones del PRI, se quedó en blanco y negro y después adoptó el fondo amarillo para quedar en amarillo y negro.
El inicio: Paradigmas de la Izquierda
Sin duda alguna para la construcción democrática de cualquier país, es necesaria una izquierda inmersa en ella.
Podemos reconocer con estos antecedentes que acabamos de narrar, como la izquierda en México antes del PRD, de los 60s y 70s, era una izquierda fraccionada, con baja presencia electoral, pero con presencia social y política media, teniendo como base principal de sus simpatizantes a campesinos trabajadores, estudiantes y movimientos urbano populares.
Con una izquierda intelectual muy activa, con medios de comunicación propios y mecanismos propios de difusión, con militancia pequeña pero consistente, reflexiva y muy activa políticamente. Decían mis maestros que una frase de principios de los 70s, hacían mofa de las organizaciones estudiantiles diciendo: “Esos rojos trotskistas van en volksho pero alborotaban como si fueran en autobús”.
Pero fue justamente posterior a los acontecimientos del 68, donde desde la izquierda se responde al régimen y modelo autoritario que empezó a imperar en México y que desde luego se reproducía en parte del Mundo; Modelo que a todas luces se volvió represivo de las libertades de la sociedad, y que es justamente el impulso de la Sociedad Mexicana ante hechos como el del 68, la represión a medios de comunicación como la clausura de Excélsior, y la aguda crisis económica que impero en los años 80, como esa sociedad va impulsando transformaciones que permite que la izquierda rompa con sus paradigmas.
El primero de ellos sin duda fue, como ya lo señalamos, dejar atrás los “dogmas” ideológicos, para quitarse el mote de la izquierda clandestina, y dar lugar a la izquierda participativa y democrática, a partir de la reforma de 1977, donde el PC decide alejarse de la clandestinidad y optar por luchar por la transformación del país, desde una participación democrática a través de convertirse en un Partido Político con registro, es que se empieza a gestar la verdadera participación democrática. Y tal como sus sucede hoy, muchos criticaron esos primeros pasos, pensando que esa izquierda, o ese camino, no era el adecuado para la transformación del País, y que solo abonaba a la “legitimación” de un régimen a todas luces Represivo y lacerante para el País.
El siguiente paradigma importantísimo a mi parecer, se da para dar paso a la gran batalla electoral, el Partido Comunista Mexicano y otros partidos como el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT), encabezado por el ingeniero Heberto Castillo, se habían fusionado para dar lugar al Partido Socialista Unificado de México (PSUM). Sin duda uno de los principales esfuerzos de la Izquierda, donde definitivamente se aleja de los “dogmas”, opta por dejar atrás la “hoz y el martillo” y apuesta por la transformación democrática del país, a base de la participación amplia en los procesos electorales.
Para principios de 1988, el PSUM había devenido en el Partido Mexicano Socialista, y Castillo era postulado candidato a la presidencia de México. Pero mientras que la candidatura de Castillo apenas mantenía el apoyo del “voto duro” de la izquierda tradicional, la candidatura cardenista iba en pleno ascenso. Fue así como Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez formaron una alianza con otros partidos y movimientos de izquierda, agrupados en el Frente Democrático Nacional. Con Cárdenas encabezando la candidatura, se lanzaron a la lucha por la presidencia.
Es aquí sin duda que se da la Máxima expresión, de la verdadera Izquierda mexicana, rompiendo nuevamente paradigmas, cuando a pesar de las anquilosadas criticas al interior de la izquierda, las dudas sobre los verdaderos objetivos de quienes salían del sistema, pero conscientes de que la coyuntura política era propicia para un triunfo de la izquierda, el Ing. Heberto Castillo decidió declinar su candidatura en favor de la de Cárdenas. Apenas un mes antes de las elecciones, programadas para el 6 de julio de 1988.
Recuerdo bien el capítulo, yo apenas con 17 años, participando en las actividades del CEU, recuerdo las reuniones y asambleas donde diversos compañeros planteaban las dudas sobre aquellos como Cárdenas, y Porfirio, que habían sido parte del sistema que tanto queríamos acabar. Así se externaba principalmente por los compañeros universitarios, los que éramos de prepa, recuerdo, apenas entendíamos de el acomodo de intereses de liderazgos, partidos y expresiones que confluían en el Frente, lo que si estábamos ciertos, es que queríamos cambiar el régimen que había sumido a nuestras familias en una inmensa crisis financiera, que había perseguido y ejecutado a vecinos o parientes, que había hecho de “el apañon”, “las perreras” y “los judas” una forma natural del temor que teníamos los jóvenes de ese entonces por el gobierno en turno.
Sin duda ese movimiento que saco a la izquierda de la clandestinidad y que consideraron en 1988 necesario sumar fuerzas y aprovechar la coyuntura para dar mayor presencia a la izquierda en México, fue el GRAN PARADIGMA de la Izquierda Mexicana. Así, Comunistas del Partido Mexicano Socialista (PMS), Trotskistas del PRT, Maoístas de la Organización de Izquierda Revolucionaria OIR-LM, Socialistas del Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT), Guevaristas de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR), Socialistas revolucionarios del Punto Crítico (ORPC) y otros grupos de inspiración marxista, así como diversas organizaciones sociales, confluyeron en la campaña de Cárdenas.
No me detendré a abonar sobre el procesos y resultado de las elecciones presidenciales de 1988, y el mayor fraude electoral de la historia de México, para ello hay cientos de libros que relatan la historia, pero es indudable que este procesos histórico, debemos verlo como el inicio de los grandes paradigmas de la historia en la izquierda Mexicana, y que vale la pena repetirlos, como lo fue:
1.-La calidad de Estadista de un Heberto, dejando atrás no solo los egos personales, si no el peso de más de 50 años de Historia de la Izquierda en México, con tal de hacer un cambio Radical en la vida política de México.
2.-La conducción, ejemplo y tenacidad de Arnoldo Martínez Verdugo y de diversos liderazgos de la izquierda, que vieron la posibilidad de que, independientemente de los “dogmas”, “estigmas” o egos personales o de grupo, prefirieron dejar atrás, eso sí, sin olvidar, parte de sus historia, para dar paso a una izquierda y una candidatura, que dejara huella en el país, que no fuese solo presencial, si no incidente, dejando claro que la izquierda unida, puede mover conciencias y ganar elecciones.
En la actividad postelectoral, se decidió la formación de un nuevo partido, cuya base sería el FDN. De tal suerte que el PRD emergió en una coyuntura en la que había sido vulnerada la elección presidencial y arrebatada la presidencia al candidato que había unido a la oposición. El registro oficial del PRD ante la Comisión Federal Electoral se hizo mediante cesión del registro que tenía el PMS. A partir de entonces, el PRD ha participado en todos los procesos electorales y en todas las campañas políticas en los distintos espacios políticos. Desde su fundación el Partido de la Revolución Democrática ha sobrevivido a la represión del gobierno y gracias a la intransigencia democrática mostrada por los militantes ha ampliado sus espacios.
Ya desde 1989 se dio la batalla en las calles y en los diversos espacios para tener representación ciudadana en las cámaras y en los municipios. Por ejemplo en 1991 hay una resistencia en el Congreso para oponerse a las reformas a los artículos 3º, 27, 82 y 130 de la Constitución.
Por más que lo intentaron no pudieron desaparecernos del mapa político y electoral. En ese mismo año se defendió el voto en Michoacán, 1992 y en otros estados del país y se resistió la represión del gobierno salinista. En 1993 se participó en la realización del plebiscito ciudadano que aceleró el proceso de democratización del Distrito Federal y en 1994 ante los magnicidios, enfrentamos el voto del miedo y mantuvimos nuestra convicción democrática. En 1995 se asumió la necesidad de una transición a la democracia como la base de la principal línea política. En 1996 el PRD concentró sus esfuerzos en el fortalecimiento de la presencia electoral del partido. En 1997 avanzó a nivel federal y conquistó, por primera vez, gubernaturas estatales.
El primer triunfo del PRD fue en el Distrito Federal. Cuauhtémoc Cárdenas fue el candidato. En la Ciudad de México se contaba con el mayor respaldo en todo el país, como había sido demostrado en la elección de 1988. El PRD superó el 40% de los votos, muy arriba de sus oponentes del PRI, Alfredo del Mazo, y del PAN, Carlos Castillo Peraza. Cárdenas fue el primer jefe de gobierno de la ciudad electo democráticamente. Ese mismo año tuvieron lugar las elecciones para el Congreso de la Unión, donde el PRD se colocó como la segunda fuerza política, por detrás del PRI, quien perdió el control absoluto del Congreso. En el siguiente año (1998) se realizó la consulta nacional sobre el FOBAPROA. El PRD contendió en las elecciones locales de Zacatecas, en alianza con el PT, postulando a Ricardo Monreal. Zacatecas era un estado donde el PRD no tenía presencia política, pero la fortaleza de la candidatura de Monreal y el apoyo del PT fueron determinantes. Ese mismo año Alfonso Sánchez Anaya logró ganar el gobierno de Tlaxcala y en 1999 Leonel Cota alcanza la gubernatura en Baja California Sur; ambos Estados considerados bastiones del PRI.
En el 2000 Andrés Manuel López Obrador ganó el Distrito Federal y se le reconoció el triunfo por parte del Vicente Fox, como una victoria que resultaba directamente de la lucha democrática del pueblo de México. En 2001, se abrió la tribuna del Congreso de la Unión a la voz de los pueblos indígenas y el PRD sumó un nuevo triunfo. Lázaro Cárdenas Batel, hijo de Cuauhtémoc Cárdenas, se convertía en el nuevo gobernador de Michoacán, su estado natal. En 2002 y 2003, se detuvieron las reformas estructurales propuestas por la derecha política. En 2004, el partido logró conservar el gobierno de Zacatecas, al presentar a Amalia García como candidata. En 2005, se mantuvo el PRD en el gobierno de Baja California Sur, al ganar la elección estatal. Un nuevo triunfo representó Guerrero con Zeferino Torreblanca.
El apoyo de amplios sectores de la población de D.F. permitió a Marcelo Ebrard, candidato del PRD, ser electo en 2006 sobre la base de un programa de continuidad, aprovechando la popularidad de su antecesor. Con este triunfo se confirmó que el D.F. era la principal base electoral del PRD. También en 2006 se realizó la movilización más grande e importante de resistencia civil de que se tenga memoria por el respeto al voto ciudadano y contra el fraude electoral. Para el 2007 se logra la ley para la reforma del Estado, así como importantes reformas electorales, como una vía para franquearla polarización social después de las elecciones.
En 2008 el PRD logra una reforma importante para PEMEX y el sector energético nacional. En 2009 se resiste la ofensiva del gobierno y contribuye a encontrar soluciones a la crisis financiera internacional. En 2010 en coalición se gana Puebla, Sinaloa, Oaxaca y el municipio de Benito Juárez, cabecera Cancún, Quintana Roo. En 2011 se renueva la gubernatura de Guerrero. Todo ello lleva a la consolidación a partir de la estabilidad. Se logran también nuevos avances en la reforma del Estado.
PRD a 25 Años: Que paradigmas siguen?
Sin duda en estos 25 años de historia, el PRD ha sido recipiente de todas las ideas, tiene en su unidad la principal fortaleza, pero también su principal crisis. Ha demostrado que la Unidad es la conveniencia de la transformación democrática de nuestro país, apostando que la izquierda unida, da causes reales por la vía electoral, a la fragmentada que apuesta por la vía clandestina, armada o simplemente presencial.
A 25 años, podemos identificar aun diversos paradigmas que el PRD debe romper, aun se discute la necesidad de ser un partido movimiento o partido frente, que pueda unificarse solo cuando exista algo o alguien que logre convocar los intereses de las diversas fracciones y pluralidades de la izquierda.
Hay quienes creemos que, contrario a lo anterior, hoy justamente a 25 años de su origen, el PRD está inmerso en la base de rompimiento de ese paradigma, donde día a día consolida y legaliza la fragmentación de pensamientos y corrientes de opinión, ganando así la Opción de Partido a la Movimiento, a la de un partido ideológico y de mentalidades a la de uno de Caudillos y Dirigentes Carismáticos, y reconociendo que ese problema de identidad que tenemos desde nuestro origen, ira cambiando, reconociendo que esta diversidad, es la misma de miles de mexicanos, cuando menos una tercera parte de ellos, que se identifica con un proyecto de país estructurado.
Sin duda cuando se dice que a 25 años nos hacen falta Hebertos Castillos, es muy cierto, son muy necesarios Estadistas de izquierda, compañeros que entiendan que una política sectaria y de verdades absolutas, debe quedar atrás, y debe imperar la coherencia por entender la importancia de que las transformaciones del país se requieren de la unidad de todos y todas, que es necesario reconocer y dar importancia a los liderazgos históricos de nuestro instituto y de la izquierda, darles su importancia en el contexto que merecen, pero que también es necesario reconocer la labor y trabajo de miles de dirigentes y compañeros que en las bases populares, en los movimientos en las organizaciones sociales, civiles, sindicatos que también luchan por la transformación del país desde la izquierda, y desde luego también darles su importancia en el contexto que merecen, como también lo merece la intelectualidad de izquierda, Nuestros Intelectuales que hoy en día están alejados de los partidos, en especial del nuestro, y que desde luego son necesarios para la riqueza de determinación de pensamientos, si verdaderamente queremos transformar el país. Pero también darle la importancia a la formación de nuevos cuadros, Ciudadanos y Jóvenes interesados e identificados con la izquierda, y que por años este sistema interno de partido, de movimientos corrientes o caudillos, no les daba espacio suficiente para estos sectores, que curiosamente son quienes han transformado radicalmente los procesos electorales, no solo en 1988 con quienes estuvimos en el CEU, o en el 2006 con las Redes Ciudadanas, o en este 2012 con el movimiento #132, a ellos también habrá que darles su importancia y abrir espacios en el contexto que merecen. Este es el gran paradigma que vendrá rumbo al 2018, creo vamos por buen camino, así lo refiere el trabajo emprendido por varios de nosotros en diversos Estados y desde luego por la dirigencia nacional en el País.
En el caso de Querétaro, en particular emprendimos desde esta dirigencia el reconocimiento a los diferentes liderazgos hegemónicos de la izquierda Queretana, se les incluyo y dio voz en los órganos directivos, se les dio participación plural en la toma de decisiones y acciones a emprender en estos últimos tres años, se privilegió el dialogo entre las diferentes expresiones, liderazgos y corrientes, contra el mayoreíto de toma de decisiones o de política sectaria y de verdades absolutas, se mantuvo el equilibrio y respeto del trabajo de cada grupo, apoyando a las organizaciones y movimientos sociales en sus luchas, reconociendo el trabajo de liderazgos y dirigentes que abonan a la identidad partidaria, abriendo espacios de participación para jóvenes y ciudadanos interesados en participar en la vida interna del prd, apoyando la realización de eventos culturales, artísticos y deportivos siempre resaltando la identidad partidaria pero reconociendo que la diversidad ciudadana se reconoce en todas estas actividades.
Todos esto permitió que por primera vez, el PRD en nuestro estado, transitara por una vida interna democrática y plural, ¡sin sobresaltos!, en un Estado identificado plenamente en el corredor conservador del País de la zona del bajío, donde siempre cualquier discusión al seno de la izquierda, aparecía en primeras planas, logramos que con el dialogo y la inclusión, todos nuestros acuerdos tanto de la vida administrativa de nuestro instituto, como de la vida política, en la emisión de convocatorias, selección de candidatos locales, aprobación de plataforma política, políticas de alianzas, etc. Se aprobaran todas por unanimidad de nuestro Consejo Estatal; Igualmente el 80% de los acuerdos emitidos por nuestro Comité Estatal se realizaron y aprobaron de manera Unánime.
Emprendimos una intensa campaña de presencia en medios de comunicación local, que en su avance repercutió a nivel nacional, permitiendo que las diversas voces, liderazgos y sectores pudiesen expresar su sentir. Todo ello sin duda contribuyo a que la Sociedad de Querétaro, volteara a ver nuevamente al PRD como una opción seria y consiente que podría transformar algo en el Estado. Después de prácticamente haber perdido nuestro registro Estatal en 2009, con un 3.26% de los votos a nivel federal, y a partir de nuestra dirigencia (agosto de 2011), nos dimos a la tarea de implementar los procesos antes descritos, con menos de 6 meses para enfrentar el proceso, logramos con ese dialogo e inclusión, un escenario distinto a 2012, mismo que nos permitió, no ser presencial en la campaña de 2012, si no ser incidente, logrando mover e incluir a toda la estructura del tradicional PRD Queretano, con la nueva y reciente estructura pujante de participar de los procesos. Es así que en la elección de 2012 logramos una votación del 15.10% del electorado Queretano.
Posterior al proceso electoral que nos permitió recuperar espacios perdidos de representación popular tan importantes como los regidores de la capital de estado y los municipios conurbados, seguimos actuando en los proyectos de inclusión de liderazgos tanto nuevos como los que participaron en el proceso electoral de 2012, siendo que a la fecha se rompen 2 nuevos paradigmas, primero un incremento de afiliación importantísimo, que duplica el número de afiliados con lo que competimos en 2012 (17,000) a los que competiremos en 2015 (43,000), situación que evidentemente se vio reflejada en una amplia e histórica votación interna el pasado 7 de septiembre donde por primera vez en el Estado de Querétaro y del PRD en el mismo, 12,300 perredistas acudieron a votar en un proceso interno.
Es por ello, que evidentemente nuestro reto seguirá siendo romper con ese paradigma que nos permita dejar atrás la política sectaria y de verdades absolutas, debe imperar la coherencia por entender la importancia de que las transformaciones del país se requiere de la unidad de todos y todas, reconocer que la única forma que el PRD puede verdaderamente ser atractivo para los Mexicanos y mexicanas, es que nuestro partido incida directamente en las políticas públicas de este país, hoy con el Pacto por México hemos hecho quizá mucho de ello, pero la realidad es no hemos sabido hacerlas nuestras.
Es evidente que los gobiernos de todas las expresiones políticas, reconocen nuestra incidencia en las políticas públicas que hemos propuesto, llámense pacto por México, pensión alimentaria, apoyo a adultos mayores, igualdad de derechos humanos, escuelas y universidades públicas, apoyo al desempleo, etc, etc. Han sido utilizados y abanderados tanto por el gobierno federal, gobiernos de los estados y gobiernos municipales, aun cuando en su momento criticaron a los gobiernos del PRD, que implementaron dichos programas. Sin embargo hemos sido malos comunicadores, la gente, principalmente donde no somos gobierno, no reconoce estos avances como logros y proyectos democráticos emanados del PRD.
Otro paradigma será, que las políticas y programas del PRD se hagan fuera de la zona de incidencia del mismo (Distrito federal); Debemos reconocer que hemos logrado avanzar en algunas plazas en el interior de la república, pero sin un programa o proyecto que se identifique plenamente con el PRD, por ello es importante regresar al misticismo democrático del PRD, donde independientemente de Candidatos Ex Priistas o Alianzas electorales, pongamos por delante, el programa de Izquierda que el PRD representa. Las alianzas han sido en muchos casos exitosas y han servido electoralmente, pero de que sirven esas alianzas, si no han logrado incidir en las políticas públicas, ni de los estados, ni del país.
Es ahí donde perdemos nuestra esencia de izquierda, si el PRD no aprovecha ese gran brinco de haber salido y superado la clandestinidad y radicalismo de la anquilosada izquierda: Y logra a través de la vía democrática, de sus diputados, de sus senadores, de sus gobiernos y de sus dirigencias poder incidir en las políticas públicas, que ayuden a tener un país más democrático, más igualitario, mas parejo¡¡…más social¡¡.











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