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ITD: acoso sexual
Juan Sánchez Mendoza
jusam_gg@hotmail.com
El acoso sexual en los centros laborales es una ruindad que provoca a las víctimas trastornos psicológicos irreversibles y un bajo rendimiento en su trabajo cotidiano –principalmente a las mujeres–, hasta el grado de verse orilladas a renunciar al empleo para así evitar mayor maltrato por parte de sus victimarios; y hasta de los jefes de éstos, cuando hay de por medio una complicidad que los lleva a encubrir la infamia.
Durante décadas, las organizaciones defensoras de sus derechos han reclamado correctivos más severos para castigar el acoso sexual, por considerar aún insuficientes los establecidos en el Código Penal, a pesar de las últimas reformas diseñadas para castigar tal ignominia.
Tan es así que ya existe la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia –decretada en 2007–, que estima que el acoso y hostigamiento sexual ‘son parte de la intimidación laboral’, por atentar contra la integridad física, psicológica y económica de la mujer y elimina sus oportunidades de desarrollo, como la posibilidad de ellas desenvolverse en un ambiente sano, digno y seguro.
Lamentablemente, pocas damas acosadas son las que presentan denuncia formal ante la Agencia del Ministerio Público (por temor a las represalias), según el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), ya que el grueso de las víctimas no quiere verse inmiscuido en procesos, aun cuando el Código Penal prevé correctivos que van desde: la pena corporal (prisión) hasta multas, destitución e inhabilitación del servidor público responsable; sanciones a sus jefes jerárquicos o superiores, y, también, a sus compañeros de labores, que hayan conocido el delito o formado parte de éste.
Al respecto, Susana Roldán Matías, especialista en acoso sexual, por parte de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala –Universidad Autónoma de México (UNAM)–, advierte que la ruin acometida es una imposición de conducta no deseada, ‘verbal o física’, aunque con fines eróticos, que siempre tiene un tipo de retribución, en el que se ofrecen privilegios, aunque en caso de rechazo se imponen reprimendas, a fin de que el acosador consiga su propósito.
“La situación se manifiesta de diversas formas, según la intención del agresor”, dice.
Y así las determina:
a) Verbal, que consiste en piropos obscenos, groserías, bromas y comentarios sexuales de ‘tipo libidinoso’;
b) Visual, que son las miradas lascivas y agresivas; y
c) Física, pudiéndose dar de diversas maneras, ya sea mediante el roce y el contacto directo con alguna parte del cuerpo de la víctima.
Acerca del acoso machista, la investigadora dice que ésta es una consecuencia de la idiosincrasia patriarcal, “mediante la cual, el varón, cree tener el poder de dominar a la mujer (conocida o desconocida). Y entre los daños que sufren las víctimas están el sicológico muy latente en su conducta de alerta, inseguridad, autohumillación, sentimiento de indignación e impotencia y baja autoestima.
Lo peor del caso es cuando la mujer agredida trabaja en el mismo centro laboral que su acosador, con el mismo nivel o uno inferior, pues ello la convierte en presa indefensa, como se ha visto y lo registran los anales administrativos de los tres niveles de Gobierno.
Sobre todo, si el victimario tiene el permiso o encubrimiento de su jefe en turno.
Ejemplo claro
En el Instituto Tamaulipeco del Deporte (ITD), se ventilan hoy dos casos de acoso sexual –en colaboración posterior hablaré de otros, en cuanto a escándalos públicos ahí registrados por adulterio–, que debe atender el alto mando en lo inmediato, turnando éstas al MP (del fuero común), so pena de sufrir el escarnio de todo el personal ahí adscrito, y, por razones obvias, de la sociedad civil.
Sobre todo, cuando los involucrados han abusado de la nobleza y confianza de su jefe superior.
Y los consigno con pleno conocimiento de causa pues, a la mano, conservo copias de las denuncias entregadas (por escrito) hace días a la Dirección General, para que Usted mismo juzgue esas atrocidades.
Va la primera, con la sintaxis y su puntuación original, que firma la señora Griselda Guadalupe García Silva:
“Por este conducto, solicito a Usted su intervención para apoyarme como trabajadora de este Instituto Tamaulipeco del Deporte, en el cual me desempeño como intendente adscrita a las oficinas de la Dirección de Desarrollo del Deporte, y de la Dirección de Alto Rendimiento, plaza que obtuve después del fallecimiento de mi esposo Ventura Lara Castillo en el 2012. Y que usted me (apoyó) para conseguir este trabajo al quedarme desamparada; tal es el caso que desde la primer semana que inicié a trabajar el Sr. Silvestre Rubio Guerrero, me ha acosado siguiéndome y molestándome a la hora de mi trabajo, me ha acosado con palabras obscenas y me ha manifestado en diferentes ocasiones que él tiene dinero para pagarme si tengo relaciones sexuales con él, esto también lo hace frente a mis compañeras de trabajo, yo me quejé con el Sr. Antonio Muñiz Manzano, Administrador de la Unidad Deportiva Adolfo Ruiz Cortines ya que Silvestre depende de esa área y en lugar de apoyarme o hablar con este señor, me dijo “accede con él, acuéstate con él y no te va a faltar el trabajo” y eso me ha dicho Antonio Muñiz en varias ocasiones.
“Solicito su intervención y apoyo, ya que tengo el temor fundado que el Sr. Antonio Muñiz y Silvestre Rubio, vayan a ocasionarme un problema mayor, ya sea físico o en mi trabajo ya que me ha amenazado en levantarme actas o quejas; por lo cual solicito se llame la atención de estas personas o se sancione como corresponda”.
Copias de esa denuncia le fueron entregadas en tiempo y forma a Manuel García Castro (director administrativo) como a Agustín Higinio Salgado Montoto (jefe de Departamento de Recursos Humanos).
Otra acusación
Igual que la anterior esta denuncia fue presentada el día cinco del mes que cursamos.
Dice (también sin alterar su redacción):
“La suscrita Dora Sustaita González, personal Administrativo con base sindical número de empleado 21123, laborando para este Instituto Tamaulipeco del Deporte por 20 años consecutivos, me dirijo a Usted para pedir su intervención inmediata, ya que me he visto afectada en mi persona, y honra, y la de mi familia, al saber que he sido Difamada Sexualmente y con palabras graves por Silvestre Rubio Guerrero, trabajador de éste Instituto, adscrito a la Unidad Deportiva Adolfo Ruiz Cortines. Detallo lo sucedido:
“El día de hoy, llego a mi centro de trabajo, y las CC. Nohelia Nohemí Rodríguez Garza y Griselda Guadalupe García Silva, me comentaron que Silvestre, me estaba Difamando con los trabajadores de la Unidad Deportiva, argumentando situaciones sexuales de mi persona, lo cual es completamente falso, desconociendo el motivo o interés de dicha persona para hacerlo, si me comentaron a detalle lo que manifiesta este Señor, lo que me gustaría decírselo personalmente; como trabajadora y madre de familia dicha situación afecta mi reputación como mujer, como esposa y como trabajadora, motivo por el cual solicito su intervención para (que) sean citadas las personas que he mencionado y resuelvan esta situación levantando el acta correspondiente y enviarla a la Agencia del Ministerio Público Investigador, y Silvestre Rubio Guerrero, sea sancionado por su conducta dolosa, ya que no es la primera vez que lo hace, o sabemos hace este tipo de comentarios.
“Solicito se de vista al Jefe de Recursos Humanos de este Instituto o bien se canalice mi petición al área jurídica de Recursos Humanos de Gobierno del Estado, para que se resuelva esta situación, aunado a ello daré vista al departamento correspondiente del sindicato de Gobierno del Estado, para que resuelva a la par la situación que me está dañando como persona, por el acoso sexual que he sido por parte de Silvestre Rubio Guerrero.
“Sin más por el momento, solicito su intervención y pronta respuesta a mi petición”.
¿Qué falta?
Ricardo López Nava, mejor conocido como ‘El Finito’ López, hace un par de días estuvo en Ciudad Victoria para ofrecer una conferencia motivacional, destacando que al igual que ‘Rocky’ (el de la película), él consumía hasta cinco huevos cada mañana, antes de ejercitarse, pero al cabo de los años se dio cuenta que sólo necesitaba dos blanquillos.
Refiero su comentario hecho en el teatro ‘Amalia G. Caballero’, ya que ahí estuvo el hoy (nuevamente) encargado de la Dirección de Alto Rendimiento del ITD, Carlos Lerma Acosta, quien debe aplicarse, pero a fondo, para resolver la incómoda situación que lo ubica, por omisión, como co-responsable del acoso sexual, en el entendido de que: “tanto peca el que mata la vaca, como el que le agarra la pata”.
¿O acaso Griselda Guadalupe García Silva no aseaba su oficina?
¿Omisión o complicidad?
Otro personaje que debe responder ante la autoridad judicial, si la denuncia por acoso sexual se lleva a la agencia del Ministerio Público, seguramente sería Antonio Muñiz Manzano –mandamás de la Unidad Deportiva ‘Adolfo Ruiz Cortines’–, por presionar a una empleada para sostener relaciones con uno de sus subalternos.
El Código Penal así lo establece en su artículo 276 bis.
Inclusive, es acreedor a otras sanciones, por intimidación –en el X capítulo del mismo Código Penal se establece–, pues en la elección del delegado sindical cometió actos intimidatorios; y, en relación a las denuncias por acoso sexual, igual ha intimidado a los trabajadores para que firmen un documento exculpatorio del ‘Chive’, su compinche.
Empero, bien lo advierte el refrán: “a quien obra mal, se le pudre el animal”.
Hay, sin embargo, otros funcionarios del ITD que le mordisquean la mano a Enrique de la Garza Ferrer, abusando de bondad y buena intención –como los involucrados en acoso sexual–, como ‘La Rana’ (Carlos Hernández) mentada, pero queda todavía tiempo pa’ corregir errores.
De ahí la necesidad de darle una fuerte sacudida al ITD, so pena de que Tamaulipas, en materia deportiva, se hunda más, todavía.
Y lo prueba el hecho de que al torneo de tenis, inaugurado en “La Quinta Ana María”, pocos participantes hayan acudido.
En fin…
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